Como bien sabemos, las modas cambian a un ritmo frenético. Tan pronto se llevan las camisetas anchas como las ceñidas y los pantalones se arrastran por el suelo o dejan al descubierto el tobillo. Y claro, la publicidad debe adecuarse a ellas para llegar a los consumidores con un mensaje u otro en función del producto que toque en ese momento tratar de vender. Aunque la mayoría de los aquí presentes no lo recuerden, hubo un tiempo en que los calzoncillos eran completamente diferentes a lo que hoy llevan los chicos para resguardar sus partes nobles. Entonces, en lugar de tipos fornidos y en paños menores, en los anuncios las marcas tenían que resaltar otros atributos. Por ejemplo, montar en jirafa. ¿Por qué no?
Antaño, cuando los calzoncillos llegaban hasta el cuello en una especie de prenda de vestir muy parecida a los trajes de neopreno que hoy se utilizan para surfear, los recursos de los creativos publicitarios eran mucho más arriesgados. Aquellos gayumbos, habituales entre los hombres de las primeras décadas del siglo XX y que no debían ser nada cómodos, no solo protegían las partes más íntimas del cuerpo masculino, sino que también abrigaban las piernas, los brazos, el torso y la espalda.
No sabemos si los creativos de aquella época buscaban presentar situaciones incómodas como metáfora del incordio que era llevar eso debajo del pantalón y la camisa, pero para tratar de convencer a los potenciales clientes de que comprasen sus marcas hacían unos anuncios sumamente inquietantes. Como estos dos tipos que parecen estar en una especie de gimnasio haciendo pesas:
Lo más llamativo no es la escasa fuerza de uno de los personajes que levanta mancuernas de apenas medio kilo, sino que están realizando ejercicio en mitad de la sala de musculación en gayumbos. Eso, al menos hoy en día, no pasa. Al parecer la marca Amtex Underwear era bastante dada a mostrar a los modelos que vestían sus gayumbos en un contexto tan varonil como es el gimnasio. De hecho, aunque para muchos pueda pasar desapercibido, hay quien sí que se ha percatado de los elementos fálicos que aparecen en otro de sus anuncios. Tampoco resulta complicado detectarlos, pero lanzamos el reto, a ver si sois capaces de distinguirlos:
Aunque sin duda alguna, la campaña más disparatada que protagonizó esta especie de pijama de una pieza convertido en calzoncillo fue la que lanzó la firma Springtex Underwear, en la que el modelo aparecía subido a una jirafa. Aquel mensaje tenía un claro propósito, que no era otro que dejar claro que los chicos no estarían nada apretados en sus gayumbos, porque estaban hechos con un tejido “elástico como el cuello de una jirafa”.
Con el paso de los años, los diseñadores de estas prendas decidieron jugarse el todo por el todo. Aunque seguían pensando que la idea del mono como única prenda era buena, dejaron de apostar por los pantalones cortos para recortarlos y hacer estos peculiares gayumbos más frescos. Menudo avance. Y aunque, a primera vista, podría parecer algo más cómodo (un poco), estas prendas tampoco garantizaban un buen flujo sanguíneo. Luego los creativos encargados de diseñar los mensajes publicitarios hacían lo que hacían. Este anuncio de la compañía Regatta de 1921 es un buen ejemplo:
Un tipo que mira su sombra en la pared mientras fuma una pipa no parece ser una buena idea. Sin embargo, ellos decidieron apostar por algo tan sumamente arriesgado. Quizá no cayeron en la cuenta de que, por asociación de ideas, alguien podría concluir que utilizar esos calzoncillos te acababa por volver majareta. Tal vez sea cuestión del paso del tiempo, pero ¿a alguno de los presentes en la sala le apetecería comprar esos calzoncillos con un anuncio así?
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Más allá de lo disparatado que resultaba ver una jirafa en mitad de un anuncio de calzoncillos o a tipos haciéndose los fortachones levantando pesas muy livianas, otro elemento común en los anuncios de diferente marcas es que los protagonistas aparezcan en paños menores (bueno, no tan menores como ahora) viendo un partido de golf. Al margen de que se trata de un deporte de la clase pudiente, con lo cual se puede asociar esa ropa interior a una categoría social, no hay datos que prueben que los hombres de aquellos años 20 practicasen esta disciplina con tan poca ropa.
Eso sí, nada más dejar de lado la idea de una prenda única para la parte de arriba y la parte de abajo del cuerpo, se vio claramente que los anuncios de gayumbos acabarían por ser lo que son hoy en día. No hay más que ver este anuncio de la firma Dayton Clothing Mfg. Co., donde ya se aprecían unos pantalones separados de la parte superior que permiten al protagonista mostrar al mundo su cuerpo esculpido. Sí, no está esculpido con tanto detalle como los de hoy en día, pero los cánones de belleza (por desgracia para muchos) han cambiado tanto o más que los calzoncillos.
En definitiva, que si en la segunda década del siglo XX querías llevar unos gayumbos con estilo tenías que jugar al golf, levantar pesas cuantas más pequeñas mejor, charlar con tu sombra y, por supuesto, tener una jirafa. Claro que, teniendo en cuenta que para llevar hoy unos 'slip' hay que dejarse la piel en el gimnasio y tener unos abdominales de libro, casi que mejor volver a lo de antaño, ¿no? Tampoco lo digamos demasiado fuerte, que lo ‘vintage’ está muy de moda y esos calzoncillos de una pieza que cubrían el cuerpo entero pueden acabar por convertirse en nuestra peor pesadilla.
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Con información de Mel Magazine
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