Los animalitos con plumas son capaces de lo mejor y lo peor. Por una parte, aparcar el coche debajo de un árbol habitado por palomas o cualquier otra ave con el vientre suelto puede hacer que termines maldiciendo una y mil veces a cualquier pájaro. Sin embargo, después de ver a esta cacatúa canturrear sin problema el tema de la 'intro' de ‘Juego de tronos’, lo cierto es que es imposible no sentir cierto aprecio por el mundo aviar:
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No obstante, en Escocia empiezan a tener motivos de sobra como para mirar con recelo a cualquier bicho volador. En concreto, en la localidad de Edzell, en el concejo de Angus. Allí residen dos milanos rojos que han logrado exasperar a la población local a golpe de hurto.
Estos amigos de lo ajeno tienen la manía de desplazarse unos cuantos kilómetros hasta la costa escocesa para hacerse con algunos de los enseres de los inocentes bañistas. No obstante, el robo está justificado, y es que no se trata de saquear por el mero placer de saquear, sino que los milanos cogían alguna que otra cosa prestada para fabricar su nido.
El problema es que los simpáticos pájaros no se llevaban cualquier cosa de los bañistas escoceses, sino que acudían a la zona para hacerse con su ropa interior. Además, los muy pícaros son reincidentes: tanto es así que ya hace un año, el guarda forestal Dave Clement descubrió que, aún polluelos, los milanos habían construido su nido en lo alto de un árbol con calzoncillos y calcetines que habían logrado birlar a los humanos.
El problema amenaza con terminar convirtiéndose en un verdadero drama para la población local. No en vano, la pareja de milanos puso sus huevos en aquel nido construido a base de robos y ahora cuatro nuevos polluelos están siendo criados allí. Si reciben una educación basada en el hurto, la región escocesa de Angus podría terminar convirtiéndose en un lugar en el que sea mejor tender la ropa con candado.
Así, tras un año de aquel primer avistamiento, el nido original ha crecido, tanto en tamaño como en calidad. Una de las prendas íntimas descubiertas en el nido son unos calzoncillos Armani que, sin lugar a dudas, le dan cierto toque de 'glamour' a la residencia aviar (con el consiguiente y comprensible cabreo del propietario original de los gayumbos).
“El nido está funcionando claramente, porque es muy exitoso: el año pasado había dos polluelos, ahora hay cuatro y obviamente hay mucha comida”, explica Clement, el descubridor de esta singular residencia de milanos que están haciendo que más de uno se vuelva a casa sin sentir la opresión de la ropa interior.
A pesar del enfado de aquellos bañistas que terminen sin prendas íntimas, lo cierto es que se les está cogiendo cierto cariño a los milanos ladrones. Tanto es así que el propio Clement cuenta que uno de los polluelos, el más pequeño de todos, ha sido bautizado por su hija Emma, de once años, como Georgi “y, por supuesto, todos esperamos que sobreviva como los demás”, cuenta el guarda.
Obsesión por la ropa interior humana
Más allá del peculiar caso de los milanos que se dedican a dejar en bolas a los bañistas escoceses, parece existir cierta atracción animal por la ropa interior de los seres humanos. Es la única forma de comprender la suma de algunos casos de hurto en los que el objetivo es siempre el mismo.
Recientemente, la gatita neozelandesa Bright fue descubierta. En dos meses, la muy felina se había hecho con once calzoncillos y más de cincuenta pares de calcetines. Las más que probables víctimas eran los inquilinos de un apartamento cercano, unos chicos jóvenes que, sin lugar a dudas, deben echar de menos algo en sus cajones.
Si los milanos lo hacían para construir su nido, el caso de Bright no está nada claro. Quizás una extraña obsesión, un peculiar síndrome de Diógenes o, quién sabe, tal vez sea una suerte de proveedora de ropa interior para ese peculiar negocio consistente en la compraventa de ropa íntima usada. A ver si solo los humanos vamos a poder dedicarnos a satisfacer fetiches tan extravagantes.
Sea por una cosa u otra, lo cierto es que a algunos animales parece seducirles nuestra ropa interior. De hecho, una familia de milanos escoceses está acechando a los veraneantes para crear el emporio de nidos fabricados a base de prendas íntimas de primeras marcas. Igual tan adorables no son los pajaritos.
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Con información de Mental floss, Herald Scotland, La Opinión y Yorokobu.
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