Cuando los vástagos llegan a la adolescencia, muchos padres se hacen las típicas preguntas: ¿tendrán ya pareja? ¿Conocerán todo lo que se debe saber sobre el sexo? ¿Cuánto tiempo pasan en el cuarto de baño? Sin embargo, hay una pregunta que suele prevalecer por encima de todas estas y que les aterra como pocas: ¿tomarán drogas?
Ya se sabe. Es la edad en la que empiezan a pasar más tiempo en la calle, comparten confidencias y botellones con los amigos y están con las hormonas revolucionadas. Se rebelan ante todo, quieren probar experiencias nuevas y no respetan la autoridad de los progenitores (o lo intentan). Ante cambios de humor bruscos, ojos enrojecidos o un comportamiento fuera de lo normal, es habitual que los padres se alerten. Pero ¿quién se atrave a darles a esas criaturas rebeldes un test antidrogas?
Como no hay manera humana de acercarles una jeringuilla para extraer sangre o un bote para que dejen una muestra de saliva, quizá haya que probar con algo que muy probablemente ellos no esperarán. ¿Robarles un pelo mientras duermen para hacer un frotis? Más simple aún: contratar un perro policía.
Los padres estadounidenses están demasiado preocupados por el consumo de ciertas sustancias y han llegado a métodos tan extremos como contratar a empresas que entrenan a perros antidroga. El objetivo es que los caninos busquen las drogas en los lugares donde pudieran estar escondidas, como dormitorios, baños o coches. Son animales especialmente preparados para encontrar sustancias tan variopintas como metadona, marihuana, heroína, cocaína o barbitúricos.
¿Y tienen éxito? Parece que sí. Según Michael Davis, dueño de TLC K-9 Services (K-9 es otra forma de llamar a los perros policía en Estados Unidos), una empresa ‘proveedora’ de perros adiestrados en el estado de Kentucky, 9 de cada 10 llamadas de padres han terminado con el descubrimiento de pequeños alijos de adolescentes, situados en los lugares más insólitos: uno de los animales encontró cuatro gramos de heroína en unos calcetines; otro, cannabis en la caja de cereales de su hermano pequeño. Los perros llegaron a hallar una pequeña pipa de marihuana en una caja de hojalata como las de las pastillas mentoladas. Todos ellos, lugares insospechados para los padres.
Si se encuentra droga, los trabajadores dan consejos sobre cómo tratar la situación con los adolescentes. Recomiendan que no les griten, sino que se sienten con ellos y charlen de manera fría y tranquila.
Ahora bien, ¿qué se hace con la droga requisada? En el caso de Davis, este anima a los padres a tirarla si es una cantidad pequeña y a llamar a la policía si es muy grande. De hecho, la empresa de estos peculiares perros 'freelance' mantiene contacto con la policía para colaborar y algunos agentes suelen mostrar interés por saber cómo van a deshacerse los padres de las drogas.
Los entrenadores que trabajan con Davis tienen nociones militares (el propio Davis abandonó el Ejército para fundar esta empresa). Todos operan con el firme propósito de eliminar las drogas de las vidas de los adolescentes. Normalmente actúan en fiestas privadas o contratados por hombres de negocios, pero también dedican parte de su trabajo a estos padres de adolescentes. Los perros no se entrenan con drogas de verdad, sino con sustancias que huelen de forma parecida.
Erradicar las drogas es el firme propósito de Davis: “Sé cuán fácil es perderse en este mundo. Una persona inteligente puede convertirse en alguien que no lo sea. Nuestros pequeños son la base de nuestro futuro y, si no reconstruimos nuestro futuro, Estados Unidos no volverá a ser lo que una vez fue”. De hecho, el TLC que aparece en el nombre de su empresa son las siglas de The Last Chance, ‘la última oportunidad’. “Es la última oportunidad de limpiarse para un chico antes de que sus padres den el siguiente paso”.
Contratar los servicios de TLC K-9 Services cuesta 99 dólares, casi 90 euros. El servicio es completamente confidencial. Además de ir a casas, ofrecen paquetes mensuales por 500 dólares (unos 450 euros) para vigilar colegios. Los perros también están entrenados para detectar explosivos, así que ofrecen servicios para registrar un colegio o un estadio y eventos como conciertos y bodas.
Esta particular empresa también pretende franquiciar su marca y difundirla por donde haga falta. Si eres un padre preocupado por las drogas en tu entorno y tienes un alma emprendedora, ponte en contacto con ellos. Quizá aquí haya una peculiar salida laboral. Al menos, los perros han encontrado trabajo.
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Con información de TLC K-9, Oddity Central, Courier-Journal, The Voice-Tribunal y Wave 3 News
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